“¡Nuestro voto va
por ti!, ¡Estamos contigo Gerardo, vamos a ganar!”, le aseguran. Varios
pochimóviles pitan y pitando, acompañan un rato al candidato a la alcaldía de Centro, Gerardo Gaudiano Rovirosa.
La señora Marisol, de 25 años, le pide a Gaudiano
Rovirosa que rescate los malecones. “no hay actividades para divertirse”, le expone.
Gerardo Gaudiano le dice que es tiempo de los jóvenes, de las familias, “estableceremos
amplios espacios para las manifestaciones culturales con libertad de creación”.
Marisol escucha,
seria. --¿Y por qué no se han hecho? –le reclama.
--Esperamos que
lo cumpla, aunque sea poco a poco…
--Sí, y también relacionaremos a la
empresa con la academia para el desarrollo de incubadoras productivas…
Marisol cambia su
semblante, del recelo pasa a la expresión de confianza.
Bajo el candente
sol, a la multitud se suma la simpatía individual, en familia, en grupo, en la
calle, en el vehículo, en la banqueta, en el portal; los matrimonios jóvenes
avanzan con niños en brazos, sobre los hombros, en carriola, de la mano. Al
ritmo de los tamborileros, una señora baila con el estandarte de Encuentro
Social.
--¡Aquí lo tengo
en la fotografía!, exclama y le advierte que lo irá a ver en la presidencia
municipal para que cumpla. “Le voy a recordar el chocolate”, le dice a modo de despedida.
--¿Quieres
pozol?, le invita, en otra de las viviendas, doña Carmen --¡Que no esté muy frío!,
recomienda Gaudiano Rovirosa. Doña Carmen le pasa el vaso de pozol y le dice: --¡Me
dio un gran coraje que le hayan quitado el triunfo!, pero votaremos otra, y
otra, vez para que se quede, confía.
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