Villahermosa, Tab.; a 19 de mayo.- En la colonia Vicente Guerrero los
pasos muelen la tierra reseca de las calles y a fuerza de pisoteadas se levanta
el polvo en forma de nubecilla que va formando una costra en las hojas de
almendros, mangos y nances. En una de las calles resalta el relleno de un
predio de más de una hectárea, cercado con
alambre de púa; una camioneta
tiene enterradas las llantas delanteras.
El candidato a la alcaldía de Centro, Gerardo Gaudiano Rovirosa recibe dos demandas
principales: el drenaje y la pavimentación y también le muestran porqué la sociedad ya no
cree en los políticos. Doña Rosita le
acaricia el hombro, lo abraza, lo besa; no le suelta la manga corta de la
camisola.
--¡No quiero que seas
como los demás políticos, que dicen
mentiras y no cumplen! –le insiste, desesperada--. Cuando estés en la presidencia voy a ir con un grupo
de vecinos y te vamos a recordar lo que te estoy diciendo. Gaudiano Rovirosa la
tranquiliza, le responde que trabajará mucho para
conseguir recursos económicos para que el
Ayuntamiento haga lo más que pueda. --No vuelo, no volaré –le confía. Gaudiano
Rovirosa escucha, le dice que atenderá a los vecinos, que
revisarán los problemas. --¡Ya ganamos! ¡Que tengas buena
suerte, hijo! –le desea doña Rosita.
El sol “está bravo”, a las diez horas
con cuarenta minutos, un grupo de vecinos invita al candidato a entrar a una
vivienda. Son cinco varones y seis mujeres, de varias edades. Le sirven un
pozolito. Le detallan que el drenaje es insuficiente, que las calles son
intransitables, que los vehículos avanzan a
vuelta de rueda.
Una de las señoras manifiesta su
coraje a los políticos. Le explica
que tienen un área verde, pero que
la vendió el dueño de unos locales.
El comprador la cercó, la rellenó. Es uno que está metido en la política que sabe que
eso no está bien, pero no le
importa el bienestar de la colonia. Es uno de esos que mató el puerco cuando
aquella huelga.
--Comprar un área verde es
una injusticia –interviene uno de los señores--. Por eso es que la sociedad
prefiere no votar, porque los políticos generalmente llegan a
hacerse ricos. --Pero en usted si confiamos, todavía confiamos –tercia otra de
las señoras, alrededor de la mesa, en la asamblea improvisada. --Les agradezco
su confianza –les dice Gaudiano Rovirosa--. Les aseguro que no los defraudaré,
que recuperemos el valor digno de la política,
tengan confianza les pide.
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